Las raíces representan el origen y la base de todo aquello natural que las posea. Las raíces nos arraigan al suelo en el que crecemos. En este caso representan un homenaje a la familia de Luz que su vida siempre giró en torno a los suelos de las viñas y a la naturaleza. El suelo calcáreo es particularmente lo que más la identifica.
Las raíces fuertes son señal de que el árbol, por ejemplo, está sano y firme. Esta casa se asienta sobre unos muros de piedra, que se asemejan a las raíces de un árbol. Son la estructura madre, esos muros le otorgan la esencia y, el espíritu… son exactamente estas raíces.
Vemos como estos conceptos se interrelacionan mutuamente:
Raíces – suelo – suelo calcáreo – familia de Luz.
La raíz requiere de agua. El agua es vida. Quienes le dan vida a nuestro espíritu y a la familia son Dios (padre, hijo y espíritu santo) y María. Por ello, una vez que ya capturamos la esencia de la casa en esos muros de piedra, e ingresamos por primera vez, lo que vemos es a nuestra madre. El camino hacia la madre está lleno de vida, gracias al agua que se encuentra en el camino hacia ella. Ella nos mantiene unidos.
Como un efecto buscado y pensado obtenemos un verdadero hogar, donde los pilares de nuestra vida estarán siempre presentes. A cada paso, en cada lugar de nuestra casa, estaremos recordando quienes somos y a donde vamos. La familia es nuestra prioridad y nuestra eterna elección. Una gran satisfacción y abundante bendición, la de poder formar esta familia en nuestro futuro querido hogar armado desde el corazón.